Los ángeles tienen sentimientos, se alegran y entristecen, no tienen género. No negocian, a menos que Dios los inste a ello, no decaen o mueren, puesto que son seres espirituales. Ellos oran por nosotros, y nos guían hacia la verdad, existen para alabar a Dios y portar el mensaje y la tarea para la que Dios los envía. Se presentan ante la gente de todas las religiones, o incluso ante gente sin creencias, cuando Dios quiere que ellos escuchen.
Gente de muchas épocas y culturas insiste que los ángeles tienen otra tarea: la de proteger a las personas. Philo, el gran filósofo Judío, describió su papel protector de Ángel Guardián. Jesús habla de niños como teniendo sus ángeles propios. Santo Tomás de Aquino insistió que Dios dará a todos su propio ángel guardián.
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